En el entorno de la ciberseguridad, un hash es una función matemática que toma una entrada o cantidad variable de datos (como un archivo o un mensaje de texto) y la convierte en una cadena de caracteres de longitud fija que representa de manera única los datos de entrada. El hash también se conoce como un resumen criptográfico o una huella digital.
El hash es una herramienta fundamental en la ciberseguridad ya que se utiliza para validar la integridad y autenticidad de los datos y para proteger la privacidad de la información. También se utilizan en técnicas de cifrado y autenticación de contraseñas.
Algunas de las características más comunes del hash en la ciberseguridad son:
Existen varios tipos de algoritmos de hash utilizados en ciberseguridad y en diversas aplicaciones. Cada tipo de algoritmo de hash tiene sus propias características y usos específicos. Incluyen:
Estos son los algoritmos de hash diseñados para ser seguros y resistentes a ataques criptográficos. Son ampliamente utilizados en aplicaciones de seguridad, como la verificación de contraseñas, firmas digitales y la integridad de los datos. Ejemplos incluyen SHA-256 (parte de la familia SHA-2), SHA-3, y bcrypt.
Estos algoritmos son más rápidos y menos seguros que los algoritmos de hash criptográficos. Se utilizan en aplicaciones donde la seguridad no es una preocupación principal, como tablas de hash para búsqueda rápida de datos. Ejemplos incluyen el algoritmo de suma (checksum) y el algoritmo de Fletcher.
Estos son algoritmos específicamente diseñados para almacenar contraseñas de manera segura. Son resistentes a los ataques de fuerza bruta y utilizan técnicas como la sal (salt) y la iteración para aumentar la seguridad. Ejemplos incluyen bcrypt, scrypt y Argon2.
Estos algoritmos se utilizan en la criptografía de mensajes para generar resúmenes seguros de mensajes. Ejemplos incluyen MD5 (aunque no se recomienda debido a vulnerabilidades), SHA-1 (también considerado inseguro), y SHA-256.
Estos algoritmos se utilizan para convertir datos biométricos, como huellas dactilares o rasgos faciales, en representaciones seguras y únicas. Se utilizan en sistemas de autenticación biométrica.
Estos algoritmos se aplican a datos multimedia para crear firmas digitales y verificar la autenticidad de las imágenes y los videos.
En ocasiones, se pueden desarrollar algoritmos de hash personalizados para aplicaciones específicas que requieren propiedades y requisitos de seguridad particulares.
La función principal del hash son las criptográficas, que pasan información de las transacciones de forma anónima. Por ejemplo, Bitcoin, la criptomoneda original y más grande, utiliza la función hash SHA-256 en su algoritmo.
No obstante, los hash tienen otras aplicaciones. Estas son 4 de las más comunes:
Almacenar contraseñas en un archivo de texto normal es peligroso, por lo que casi todos los sitios guardan sus passwords como hashes. Cuando un usuario ingresa sus datos, se aplica un hash y el resultado se compara con la lista de valores resguardados en los servidores de la empresa.
Se pueden usar hashes para asegurarnos de que los mensajes y archivos transmitidos del remitente al receptor no sean manipulados en el transcurso de la transacción; la práctica construye una “cadena de confianza”.
Cuando una empresa descubre que las contraseñas de una plataforma se han visto comprometidas, generalmente significa que los hackers han adquirido los hash que representan a estas. Luego, los piratas informáticos ejecutan los hash de palabras comunes y combinaciones de palabras y números comunes para descifrar algunas de las claves que los usuarios han resguardado.
La industria de la ciberseguridad se encuentra utilizando un mecanismo denominado “salting”; su traducción libre y directa es “salazón”.
Entonces, “salar” incluye agregar datos aleatorios a una contraseña antes de aplicar el hash y luego almacenar ese “valor de sal” junto con este. Este proceso dificulta que los hackers usen técnicas de cálculo previo y descifrar las contraseñas de los datos hash que han adquirido.
La verificación de firmas es un proceso matemático que se usa para comprobar la autenticidad de documentos o mensajes digitales.
Una firma electrónica es válida cuando se cumplen los requisitos previos, le da a su receptor una prueba sólida que el mensaje fue creado por un remitente conocido y que no ha sido alterado en tránsito.
Existen varios ejemplos de hash en varios contextos:
Protección contra ataques DDoS: En la mitigación de ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS), se utilizan hashes para identificar y bloquear el tráfico malicioso.
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