Las tecnologías han experimentado un mayor auge durante la pandemia, y entre ellas los códigos QR. Con la necesidad de evitar los documentos en papel se buscaron alternativas para reducir el riesgo de contagio de la covid-19, y ahí fue cuando se disparó el uso de esta herramienta. Los códigos QR permiten leer desde el móvil la carta de un restaurante o un programa cultural sin necesidad de pasarlo de mano en mano. Pero el éxito de estos códigos ha llamado también la atención de los ciberdelincuentes. Las autoridades han detectado en los últimos meses un aumento de los intentos de fraude y robo de datos a través de los códigos QR.
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Una de las estrategias que llevan a cabo los ciberdelincuentes para robar la información de los usuarios a través de los códigos QR es pegando un código QR malicioso encima de uno real en museos, restaurantes, anuncios, etc. El principal problema de este tipo de fraude es, que al escanear el código con el móvil, el usuario no ve cuál es la URL o dirección web a la que accede, ya que entra en ella directamente. El usuario debe sospechar cuando el enlace le lleva a un sitio de descarga, cuando el archivo que se descarga en su teléfono no es un PDF o un documento de Word, y sobre todo, cuando lleva a archivos ejecutables en el teléfono.
Uno de los principales riesgos que tienen los ciberataques mediante códigos QR es la capacidad de los ciberatacantes para añadir en tu dispositivo móvil una nueva lista de contactos, iniciar llamadas, enviar mensajes, realizar pagos e incluso descargar softwares infectados.
Es imprescindible que los usuarios implementen una serie de medidas de seguridad para evitar futuros riesgos de ciberataques por códigos QR, como:
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