El cambio a una producción y consumo responsable ha sido necesario para seguir formando parte del competitivo mercado de la moda. La pandemia ha afectado a la industria de la moda gravemente debido a la inestabilidad económica. Esto sumado a la contaminación que crea este sector, son muchas las firmas que han optado por una producción sostenible.
El Slow Fashion es una manera lenta de consumir la moda, de manera consciente e intencionada. Asegurando la creación y el cuidado de esa moda para que perduren y se mantengan en buen estado durante más tiempo. Los cambios hacia una moda sostenible están haciendo crecer el interés de los consumidores, ya que la sociedad actual cada vez está más concienciada con los problemas medioambientales que se están produciendo en el planeta y una moda concienciada con la sostenibilidad cambiará la imagen de muchas empresas.
La diferencia entre el Slow Fashion (moda lenta) y el Fast Fashion (moda rápida) radica principalmente en sus enfoques opuestos hacia la producción, el consumo y el impacto ambiental y social. El Slow Fashion se basa en la producción de prendas de calidad, duraderas y atemporales. Se centra en la artesanía, la atención al detalle y la utilización de materiales sostenibles. Por otro lado, el Fast Fashion se caracteriza por una producción masiva y rápida de prendas de baja calidad, diseñadas para seguir las tendencias de moda actuales, pero con una vida útil corta.
El Slow Fashion adopta un enfoque más lento y reflexivo en la producción de prendas, lo que implica tiempos de producción más largos. Se enfoca en la creación de colecciones más pequeñas y cuidadosamente curadas. En contraste, el Fast Fashion se caracteriza por ciclos de producción rápidos, con nuevas colecciones que se lanzan constantemente para satisfacer las demandas cambiantes de los consumidores.
El Slow Fashion valora la ética y las condiciones laborales justas. Promueve la transparencia en la cadena de suministro y busca trabajar con fabricantes que respeten los derechos de los trabajadores. Por otro lado, el Fast Fashion ha sido criticado por las condiciones laborales precarias en las fábricas de producción y la falta de transparencia en la cadena de suministro.
El Slow Fashion se preocupa por la sostenibilidad y el medio ambiente. Busca minimizar el impacto ambiental a través del uso de materiales sostenibles, prácticas de producción responsables y un enfoque en la durabilidad y el reciclaje. El Fast Fashion, por su parte, se asocia con una alta generación de residuos y la sobreexplotación de recursos naturales debido a la producción masiva y la rápida obsolescencia de las prendas.
Algunas firmas están investigando sobre colecciones de moda en impresión 3D, como es el caso de Mango, que con la ayuda de la empresa Comme des Machines han creado una variedad de accesorios mediante compuestos de patata y maíz. Es una gran apuesta por el desarrollo sostenible, ya que este proceso solo emplea el material necesario, evitando residuos sobrantes innecesarios. Es un largo camino, pero se espera que la moda sostenible en España sea posible y cada vez más empresas integren esta práctica en su producción. Se espera también que los procesos industriales sostenibles formen parte de todas las marcas del planeta. Otro ejemplo de moda sostenible es la firma Bite Studios, que tras varios años, han logrado que el 95% de sus prendas estén confeccionadas con tejidos orgánicos, reciclados o de bajo impacto. Esto arroja esperanza a muchas marcas que comienzan su transformación a una producción textil sostenible.
Existen varias tiendas y marcas que se dedican a promover el concepto de Slow Fashion y ofrecen prendas de vestir y accesorios producidos de manera sostenible. A continuación, algunas de estas tiendas son:
Se sabe que la industria de la moda es una de las más contaminantes de nuestro planeta, por ello se ha creado el Fashion Pact, una iniciativa en la que se han unido diversas marcas, comprometiéndose a detener el cambio climático, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos. La utilización de materiales naturales en la moda también nos beneficiarán a la hora de llevarlos en nuestra piel, como el poliéster, hace unos años era sinónimo de sudor e incomodidad, pero actualmente se fabrican telas con materiales que permiten que la piel respire.
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